Apenas ayer comentaba con Rolando la manera en que la mayoría de los porteños vivimos dándole la espalda al mar, dañandolo e infringiendole vejaciones intolerables. Qué placer conocer seres como este devoto mareño, hijo de Yemayá.
Apenas ayer comentaba con Rolando la manera en que la mayoría de los porteños vivimos dándole la espalda al mar, dañandolo e infringiendole vejaciones intolerables. Qué placer conocer seres como este devoto mareño, hijo de Yemayá.
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